A pesar de que haya gente que piense que la llanta tiene una función meramente decorativa, no es del todo cierto sino que este elemento es muy importante para que nuestra conducción sea la adecuada, eficiente y sobre todo segura. Es por ello que la llanta es esa pieza fundamental donde se asienta la rueda por lo que del buen mantenimiento de la llanta dependerá el estado de la rueda en su mayor parte y por consecuencia, que al volante nos sintamos seguros.
La llanta: pieza fundamental de la rueda
Una de las funciones principales de la llanta es la de conseguir una mayor precisión en la conducción aportando estabilidad en la trayectoria del vehículo. La llanta de aluminio por ejemplo, mejora el confort en la conducción así como la frenada por ser un elemento muy ligero. Al tener una mejor disipación del calor, el aluminio evita el sobrecalentamiento del neumático.
Las ruedas por supuesto, también son una pieza fundamental de nuestro coche por soportar el peso y por ser el único contacto directo con la carretera. Por este motivo es muy importante cuidar su mantenimiento y revisar periódicamente la presión de los neumáticos. Si tenemos una presión adecuada e igualmente distribuida por las cuatro ruedas, la distribución de los esfuerzos sobre los diferentes puntos de la llanta en contacto con el suelo estará mejorada por lo que su estado será el adecuado durante mucho más tiempo.
Consecuencias de la baja presión de los neumáticos
¿Sabías que tener las ruedas con la presión baja tiene consecuencias negativas para la seguridad de la conducción, el medio ambiente y tu bolsillo? Efectivamente. Y lo más grave es que aproximadamente un 70% de los conductores europeos que circulan, lo hacen con unos neumáticos cuya presión no es la correcta, en la mayor parte de los casos, por una falta de información sobre la cantidad adecuada de aire que deben llevar sus neumáticos.
Seguridad vial
De entre los peligros que supone el no llevar la presión de los neumáticos adecuada se encuentra la posibilidad de sufrir un reventón en la rueda por tener de manera irregular la rueda y usarla durante la marcha. También afecta al rendimiento del coche en el paso por curva y en los casos en los que las ruedas del tren delantero están desinfladas, el coche tiende a no poder mantener la trayectoria deseada y por ello comienza a perder la trazada hacia el exterior. Cuando el problema lo encontramos en las ruedas traseras, lo que ocurre es un cambio de dirección inesperado que puede desorientar al conductor y provocar una peligrosa maniobra de corrección del volante o una colisión.
En casos extremos, el neumático puede incluso salirse de la llanta en pleno movimiento. No debemos olvidar que la distancia de frenado aumenta por culpa de la baja presión de las ruedas. Ni qué decir tiene si el coche va cargado. En el caso de que tuvieses que cargarlo con exceso de peso, te recomendamos que revises la presión después de haber colocado todo dentro del coche porque así comprobarás qué presión real es la que necesitan tus ruedas.
Aumento del consumo de combustible
La baja presión de los neumáticos tiene consecuencias graves tanto para el consumo de carburante como para el medio ambiente ya que por no llevar las ruedas con la presión adecuada, el coche necesita hacer un consumo extra y por tanto, tenemos que gastar más dinero en combustible. Por la parte medioambiental, el incorrecto inflado de los neumáticos genera millones de toneladas extras de CO2 vertidas a la atmósfera por lo que es mucho más contaminante que si tomamos la costumbre de revisar periódicamente el inflado de las ruedas.
Desgaste anticipado de los neumáticos
La baja presión produce que el neumático se desgaste más por los laterales y los flancos, provocando que quede totalmente inservible mucho antes de lo que debería. La vida útil del neumático se acorta y es necesario cambiarlo antes de lo previsto con el coste que supone. Nosotros desde Selcus Wheels aconsejamos revisar cada cierto tiempo la presión de los neumáticos porque no cuesta nada en comparación con las consecuencias que provocaría una baja presión de las ruedas. Revisa la presión especialmente cuando vas a emprender un viaje largo o existan cambios de temperatura fuertes.